Recuerdo cuando vine a visitar este piso, cuando llamé a mis padres diciéndoles ¿Qué hago, me lo quedo? Ni si quiera ellos lo habían visto, solo sabían lo poco que yo les había contando, pero estaba en un momento donde no podía pensar, donde no sabia por donde me venia el aire, ni que era lo mejor para mí. Unicamente había tomado la decisión de quedarme en Barcelona y necesitaba un sitio donde encerrarme.
Los que me conocen bien, saben que por aquel entonces era mucho de encerrarme o de simplemente desaparecer durante meses sin avisar... era mi manera de reponerme, de "proteger" a los demás de mis historias y de no sentir que estaba mas perdida que Chanquete en la montaña, aunque realmente lo hiciera para volver a encontrarme.
Esta casa consiguió ser mi refugio, mi espacio, ese sitio donde sentía que nada podía pasarme y donde estaba a salvo de todo...
Ha sido mi lugar de desahogo en muchas ocasiones, el sitio donde he tenido las peores discusiones de mi vida, donde he pasado por momentos divertidos, donde he recibido las llamadas mas duras, esas que te dicen que no llegas, o que la vida se acaba y sientes la impotencia de no poder ayudar de ninguna manera, donde lo único que puedes hacer, es coger un avión y dar el abrazo mas duro al lado de una cama de hospital, a una de las mejores amigas que puede darte la vida, en este piso he vivido una de las sorpresas mas bonitas, aunque no supiera como gestionarlo en ningún momento y he compartido grandes momentos con personas muy especiales.
He aprendido a poner una lampara y colgar un espejo, a discutir con las compañías de teléfono, he aprendido a vivir, y en algunas ocaciones porque no, a sobrevivir.
No me engaño, ni engaño a nadie, hay que reconocer que ha habido momentos donde me ha pesado la soledad, donde he sentido que no tenia rumbo y donde estar sola ha sido difícil, pero tambien debo reconocer que eso me ha ayudado a quererme, a creerme, a saber que quiero y que necesito, pero sobre todo me ha ayudado a saber que es lo que no quiero, y lo que por supuesto no necesito para nada en mi vida.
He aprendido que soy mucho mas valida y mas fuerte de lo que pensaba, que lo que hoy crees que es tu imprescindible mañana ya no está, y por desgracia, no pasa nada, porque la vida sigue, he aprendido que la distancia rompe pero en algunos casos une, y mucho. Que los km se vuelven nada cuando quieres a una persona y que a veces la vida te une a personas que nunca te hubieras imaginado.
Si pienso en la Lydia que abrió esta puerta hace siete años me doy cuenta de cómo he cambiado. Para bien y para mal, he aprendido a crecer, a relativizar las cosas, he aprendido a callar para no hacer daño y a soltar las cosas aunque a veces duelan porque son necesarias.He aprendido a disfrutar de las cosas hoy, no vivir de los planes de futuro, he aprendido que cada día tienes que salir a dejarte la piel, y contradictoriamente he dejado de ser una intensa de la vida, he aprendido a decir que no y no sentirme mal por ello, pero una de las cosas que mas valoro, es que he aprendido a disfrutar de los cambios, a verlos como algo positivo y necesario...
Y aquí estoy, rodeada de cajas pensando en que pasará cuando cierre la puerta de una etapa y abra la de una nueva, que viene pisando fuerte y como dice la canción: guardaremos bajo llave hasta el ultimo detalle, y que pase lo que tenga que pasar ...
Ultima noche...