domingo, 10 de mayo de 2020

dia 58 del confinamiento

Día 58 ...

Los que me conocéis bien sabeis que soy de confinarme en casa por largas temporadas cuando mi vida se tambalea o simplemente no tengo ganas de seguir rodando con la vida...

Llevo muchos años viviendo en la era de la rapidez, muchos meses que se pasan sin ni siquiera verlos metida en un bucle de tareas y responsabilidades.Metida en ese bucle de cansancio, donde nunca tienes tiempo para nada y cuando dispones de ese tiempo, lo que no tienes son ganas de hacer nada mas que meterte en la cama y bajarte de la vida en modo avión desconectando de todo y de todos...
Metida en ese bucle, de "que ganas tengo de que llegue el viernes", "que ganas tengo de que pase ese momento" que tanto te agobia, o que ganas de que pase este mes... y al final lo único que pasa es la vida...

Pasa que tus padres te llaman para contarte algo y estas a medio gas porque no dejas de pensar en el marrón que tienes en el trabajo, pasa que quedas con tus amigos para tomarte una cerveza y no dejas de pensar en como harás mañana para llegar a todo y pasa que no tienes tiempo para ti, por mucho que te autoconvenzas de que darte un baño y comerte una pizza una vez a la semana es "dedicarte un rato"

Si de algo me ha servido todo esto, es para parar, para poner el freno a esa puta locura de rueda que estaba girando por encima de sus posibilidades...

No he dejado de trabajar en un solo momento, incluso puede ser que haya hecho mas horas, pero al final ha habido una diferencia, y es que he conectado con lo que estaba haciendo...

He leído un libro sintiendolo como hacia años, de estas veces que no puedes parar de leer, porque estas tan metida en la historia que necesitas saber que pasara, o como acabara la trama de ese día... He visto series, como nunca, porque me cuesta la vida conseguir que las cosas me enganchen, pero he dedicado tiempo, de calidad, de meterme dentro del argumento, de reirme y llorar desconsoladamente con sus personajes y sentirme hasta un poco ridícula pensando, ey, es una serie...

He hablado horas con personas con las que nunca imaginaria haberlo hecho y me he dado cuenta de que todavía hay gente que quiere bonito, y me hace feliz... he hecho el vermouth con mis padres y mi hermano, si, los cuatro... No recuerdo cuando fue la ultima vez que lo hicimos en persona pero desde luego que nunca habíamos hecho una videollamada los cuatro para contarnos como estábamos, y brindar porque aunque estamos sin trabajo tenemos salud y eso es lo más importante.

Me he sentido impotente y perdida hablando con una de mis imprescindibles, viendo lo injusto que es muchas veces el sistema, y las personas.Viendo como has llegado agotada del hospital, como no había ni hay consuelo para todo lo que has visto y estas viviendo, y sintiendo que no puedo ayudar de ninguna manera, más que escuchando o enviando todo mi cariño y mi apoyo a través de audios interminables y eso, debo reconocer que es algo que me ha superado y me supera.

He sentido rabia, por no poder estar en un momento duro para mi familia favorita, por no ser capaz de coger el coche, porque veros en un momento así y no tirarme a daros un abrazo y fundirnos en lagrimas era superior a mis fuerzas.

He sentido miedo por perder a los míos, he sentido un vacío tremendo muchos días...Si, la independiente, la que pasa de la gente y no necesita a nadie... Necesito un abrazo de los que te cierran los ojos, de esos que parece que dan el alto al tiempo y se congela todo. Un abrazo de los de verdad, de los que muy poca gente sabe dar.
Por que estas cosas suelen ser las que te dan golpes de realidad, y te hacen ver quien está siempre, en lo bueno y en lo malo y quien se preocupa solo de su propia realidad. Lo que me hace pensar de nuevo: ¡Espabila!

Ya sabeis que soy una tía que pasa desapercibida, que no le gusta hacer ruido ni llamar la atención. Que habla mucho con los de siempre y muy poco con la gente desconocida... y me doy cuenta de que he echado de menos el calor humano porque las veces contadas que he ido a comprar, he forzado el dialogo con los cajeros, he intentado hablar con ellos aunque fuera para darles animo, aunque fuera ahogada gracias a mis pequeños pulmones detrás de una mascarilla y un moño despeinado de "andar por casa", por que empecé el confinamiento sin poder hacerme una triste coleta, y ya puedo hacerme hasta moño...


Mañana toca volver a la calle, esa que solo he visto cinco veces en los últimos 58 días, y hay que hacerlo con la mayor de las sonrisas, porque puedo hacerlo a diferencia de las miles de personas que ya no podrán hacerlo nunca más . Y si, por una parte me quedaría en la zona de seguridad que es mi casa, aislada del mundo, sin ver la tele para no enfrentarme a la triste realidad que tenemos delante, pero toca ser mayor, toca seguir luchando por mantener mi vida en la gran ciudad de los sueños, por que al final nada ni nadie, va a venir a regalarme las cosas. Probablemente aunque con nueva realidad, sigamos dándonos cuenta de que la vida no es de color de rosa, la vida es dura de cojones, pero desde luego que por los que habéis estado y estáis ahí cada día a pesar de todo, merece la pena seguir picando piedra...