Se cierra una puerta, este año van unas cuantas, y aunque las que he cerrado hace unos meses han sido para recibir mejoras a mi vida, esta puerta pesa un poco mas de la cuenta...
No es una puerta blindada, tampoco es una puerta de madera majestuosa, es la puerta de "la cañada", esa del 192, que siempre que se abría traía buenos momentos...
Es inevitable, pero el 90% de los recuerdos de mi infancia se reducen a esa casa...esa donde primos tíos y abuelos nos juntábamos cada semana, cada cumpleaños, cada navidad, esa donde la abuela sufría cada vez que abríamos el cobertizo para coger las bicis, esa en la que las babosas abundaban en verano donde se guardaba la manguera para regar el jardín y a algún que otro tío que quería hacerse el gracioso y jugársela al abuelo, ese abuelo que era mas listo y mas rápido que ninguno.
Esa puerta que ha visto llegar uno tras otro a todos los de la segunda generación y por suerte a unos cuantos de la tercera, esa que nos ha enseñado a ser felices con dos ladrillos, unas cuantas piedras y la imaginación de unos niños que eran felices por las personas que teníamos al lado. Esa casa que ha sido complice, la que ha visto a un barrio de casas de adobe volverse una zona nueva y moderna de Valladolid.La que conocí sin ni siquiera asfaltar, y el mayor peligro que había era caerte a la cuneta y donde lo mas lejos que podías llegar era hasta la fuente y volver.
Cuando salíamos a pasear con la fresca y llegar a los Marianistas era como hacer el camino de Santiago, y sin embargo estaba a tan solo unos cuantos metros, pero era un autentico juego llegar sin caerte teniendo al abuelo detrás haciéndote la zancadilla con la cachaba y la abuela comentando las ventanas de los pisos tan bonitos que habían construido en Covaresa.
Primero fue la abuela, la abuela Kika, esa mujer fuerte,valiente,llena de coraje, la que dio vida a seis hijos y dejó otros tantos en el camino.Esa señora, porque era una señora de los pies a la cabeza, que no salia a la calle sin su chorizo, (Sin su rojo en los labios), la que repetía una y otra vez,madre querida,lo que duermen estas chicas, cuando las nietas nos quedabamos en su casa y pasabamos la friolera de siete horas de sueño, todo, por que nos levantaramos y le hicieramos compañia. La que por suerte o desgracia de la vida sufrió una de las enfermedades mas tristes que para mi existen , esa enfermedad que va borrando tu memoria poco a poco hasta que no reconoces si quiera a quien tienes delante.
¿Sabes que es lo más bonito a la vez de esto? Que lo viví con ella, y con el padre de mi padre, y lo común en ambos, es que aunque nos confundian a todos, a ninguno de los dos, se les olvidaba el nombre de su pareja, y les tranquilizaba cuando les escuchaban o cuando en un momento de lucidez los reconocian. Ese es el mayor brillo de ojos que he visto y recuerdo.
Nunca olvidaré el dia que te fuiste, acababa de llegar de estudiar de Palencia y me habia tumbado en la cama con un dolor de cabeza terrible, cuando mamá entro gritando en la habitacion porque habia sonado el telefono con la peor noticia que podia haber en ese momento...
Llego el momento de ser fuerte para el abuelo, ese abuelo criado en una sociedad donde la mujer era la que se encargaba de la casa, pero como era de esperar, te comiste a la casa y a todas las hijas que querian reorganizar tu vida, y con tu par de cojones dijiste ehhhh, que yo vivo muy agusto en mi casaaa...
Canal plus para ver todas las corridas de toros a tus 90 años y una tele de las grandes con alta resolucion, ¡vaya bien te lo montabas! como te reias con los locos que iban al "diario de Patricia"...
Vaya comidas te marcabas, ese cocido con tus rellenos y sus fideos tostaos...
Y menuda sorpresa ese año, que fuimos a buscarte todos los nietos y te invitamos a cenar eh? Aunque lo nuestro nos costó engañarte para no pagar... con todo tu salero nos decias ¡ anda anda, pago yo, por menos se pelearan vuestros padres! Y cual Paco Martinez Soria te plantaste tu pañuelo de cuatro nudos en la cabeza y te llenaste de felicidad, hay dias que no se olvidarán nunca...
¡vaya grande eres! te ganaste el cariño del barrio, de las chicas del supermercado, de los camareros donde ibas a tomar café... ¡hasta ellos quisieron despedirse de ti, eso no lo consigue todo el mundo!
Pero en este caso, otras de las putas, esa enfermedad que se está convirtiendo en el constipado del siglo XXI, el fucking cancer te arrebató de nosotros y tuviste que irte...
Recuerdo estar en The Home, una fiesta a unos cuantos km de Barcelona, pasandomelo genial con otro de los grandes en ese momento, cuando en esta ocasion el grupo de "primada" daba la noticia,aquello no podia estar pasando, llamé a mamá pero no era capaz de decirme nada,asi que esta vez le tocó a Papá dar la noticia. Sin pensarmelo dos veces llamé a mi jefe, me cogi el coche,llegue volando a casa y sin saber apenas que meti en la maleta cogi un Ave a Zaragoza para reunirme con Nando e ir juntos en coche hasta Valladolid. Esa sensacion de querer fundirte con tu madre en un abrazo,pero no querer llegar hizo de ese viaje con el primo el segundo mas duro a Valladolid desde que vivo en Barcelona.
Es curioso,porque me considero una tia fuerte pero soy un cuadro para estas cosas, no se como gestionar la situacion, que hacer o que decir, pero siempre recordaré llegar al pueblo y ver a mi hermano bajarse de un coche,agarrarme a el y pensar, a su lado va a ser mas facil. Habremos tenido lo nuestro, y aunque en el fondo nos parecemos mucho, el es mucho mas valiente para algunas cosas y en ese momento me dio la fuerza que necesitaba.
Cuando acabó todo fuimos a la casa, y nunca olvidaré ese momento,fue tan frío, tan desolador... Recuerdo que dias despues volví con mi madre a recoger unas cosas y fue entonces cuando me despedí...
Cuando me di cuenta de que se acabó, ya no estabas en tu silla cuando entrabamos, ya no olia a tu colonia, ya no estaba tu cachaba, por suerte para mi esta junto a mi cama, dandome fuerza cada dia para levantarme a comerme el mundo, y decidí que no quería volver más...
Es tanto lo que hemos vivido en esa casa, que estar alli sin vosotros duele demasiado, y aunque debo reconocer que en mi ultima visita estuve un rato en la puerta recordandoos, es momento de cerrar esa puerta, y desear que las personas que han decidido quedarse con ese espacio tengan la suerte de ser igual de felices que yo en ese hogar...